Descripción general

El cirujano plástico facial se enfrenta con la delicada tarea de satisfacer las expectativas estéticas de sus pacientes empleando técnicas quirúrgicas de punta para revertir los cambios anatómicos causados por el envejecimiento. Para poder realizar su labor con éxito y ofrecer los resultados deseados, el cirujano debe poseer un conocimiento exhaustivo sobre los aspectos fundamentales del envejecimiento facial y la transformación de los tejidos del rostro con el paso de los años.

El envejecimiento facial es un proceso complejo que surge como consecuencia de tres fenómenos distintos. La desintegración de las fibras de colágeno y el daño solar son responsables del envejecimiento cutáneo, manifestado clínicamente por arrugas, pliegues y cambios de pigmentación. Una segunda causa del envejecimiento es la flacidez de los tejidos que se encuentran por debajo de la piel asociado con laxitud de los ligamentos que aproximan estos planos tisulares.

El tercer elemento corresponde a la pérdida de volumen en los compartimientos grasos de la cara. Durante décadas, los cirujanos plásticos acostumbraban a atender únicamente los dos primeros componentes del envejecimiento a través de procedimientos de exfoliación cutánea y liftings quirúrgicos de la cara, las mejillas y el cuello, sin tener en cuenta la atrofia de la grasa facial. Eventualmente, la búsqueda de resultados más naturales y longevos los llevaron a centrar su atención en la restauración del volumen facial y a apreciar la importancia de los injertos de grasa como la mejor opción para alcanzar su objetivo.

¿Por qué transferir grasa a un rostro envejecido?

La transferencia de grasa ofrece muchas ventajas sobre los rellenos dérmicos de ácido hialurónico como medio de rejuvenecimiento volumétrico. La grasa se integra completamente con los tejidos para convertirse en parte del marco estructural de la cara, brindando una mejoría predecible, sostenible y natural en el contorno facial. Además, su efecto de células madre produce una deseable mejora en la calidad de la piel sin las irregularidades y cambios de pigmentación inducidos por los rellenos inyectables.

La utilización de la lipotransferencia como método para revertir la pérdida de volumen graso y complementando, a su vez, los efectos de los liftings tradicionales del rostro – blefaroplastia, lifting de cejas y ritidectomía – ha introducido una nueva frontera en el rejuvenecimiento facial integral. La transferencia de grasa restaura el contorno facial al abordar el componente de deflación del envejecimiento. Al rellenar los tejidos caídos, el injerto de grasa se emplea en sinergia con los estiramientos contemporáneos que restauran el descenso de las cejas, los párpados y las mejillas.

Los beneficios de usar grasa para restaurar el volumen facial

La grasa es una fuente de volumen fácilmente disponible e inagotable para el cirujano plástico especialista en el rostro. Asimismo, es más que un simple relleno. La grasa es un injerto de tejido vivo que proporciona factores de crecimiento, células madre y sustancias que revierten el envejecimiento. Precisamente, el injerto de grasa no solo tiene un efecto de aumento de volumen, sino que también mejora la calidad de la piel y proporciona nutrientes para los diferentes tejidos de la cara.

El injerto de grasa se puede realizar con otras operaciones de cirugía plástica facial, proporcionando rejuvenecimiento volumétrico para complementar un levantamiento quirúrgico. Cualquier lifting de cejas, blefaroplastia o estiramiento de cara que se realice simultáneamente con una lipotransferencia producirá un resultado más significativo y natural en la apariencia del rostro.

Técnica de lipotransferencia facial

A diferencia de los rellenos dérmicos, la transferencia de grasa facial no es un procedimiento sencillo que se realiza en el consultorio del cirujano. Por el contrario, es una operación delicada y minuciosa que debe realizarse en un ambiente estéril con instrumentos especiales. Los cirujanos deben seguir estos principios para que el procedimiento sea exitoso y evitar complicaciones.

El primer paso consiste en extraer la grasa del abdomen, los muslos o los flancos, según la complexión del paciente y la disponibilidad de grasa subcutánea. La grasa se extrae con cánulas de liposucción de pequeño calibre y se transfiere a jeringas estériles para su posterior procesamiento. Seguidamente, se emplea una técnica de centrifugación para separar la grasa rica en células madre del aceite y el agua. De esta manera se garantiza que solo se inyecten en la cara las mejores células grasas.

Luego, la grasa se transfiere a pequeñas jeringas acopladas a cánulas especialmente diseñadas para lipotransferencia del rostro. Finalmente, el cirujano infiltra la grasa en los compartimentos adiposos superficiales y profundos según el grado de depleción de volumen y antes de iniciar cualquier otro procedimiento quirúrgico.

¿Quién es un buen candidato para el injerto de grasa facial?

Los mejores candidatos para este procedimiento son personas sanas que presentan pérdida de volumen facial, que se manifiesta por cejas bajas, arrugas debajo de los ojos y mejillas caídas, y que desean un rejuvenecimiento facial integral y duradero.

La transferencia de grasa se puede realizar como un procedimiento único en pacientes más jóvenes que requieren un rejuvenecimiento volumétrico sutil. Más comúnmente, se realiza simultáneamente con cirugías de levantamiento de las cejas, las mejillas y la parte inferior del rostro para restaurar los contornos faciales y revertir la atrofia facial.